Los estadounidenses que recibieron una tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus en las últimas semanas informaron de los efectos secundarios en aproximadamente las mismas proporciones que después de sus segundas inyecciones, dijeron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una señal tranquilizadora sobre la seguridad de las dosis adicionales.

En el momento del estudio del C.D.C., que se extendió desde mediados de agosto hasta mediados de septiembre, las dosis adicionales de la vacuna sólo estaban autorizadas para personas con sistemas inmunitarios comprometidos que hubieran recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech o Moderna. La semana pasada, sin embargo, los reguladores federales autorizaron las vacunas de refuerzo de Pfizer para amplias franjas de la población general, lo que hace que la seguridad de las dosis adicionales sea un tema de gran interés para los funcionarios de salud, los médicos y los estadounidenses de a pie.

El C.D.C. analizó la frecuencia con la que las personas informaron de efectos secundarios después de una tercera dosis en comparación con una segunda entre 12,600 receptores que habían rellenado encuestas como parte de un sistema voluntario de supervisión de la seguridad.

El 79.4% de los receptores informaron de reacciones en el lugar de la inyección, como dolor o hinchazón, después de una tercera dosis de la vacuna, en comparación con el 77.6% después de una segunda dosis. Un número ligeramente menor de personas experimentó reacciones sistémicas, como fiebre o dolor de cabeza: El 74.1% de las personas declararon esos efectos secundarios después de la tercera dosis, en comparación con el 76.5% después de la segunda.