Inglaterra hizo una apuesta de alto riesgo al enviar a millones de estudiantes de vuelta a la escuela el mes pasado sin vacunas ni la obligación de llevar mascarillas, incluso cuando el coronavirus seguía recorriendo la población.

El martes, el Departamento de Educación del país emitió su último informe sobre cómo está funcionando el plan: 186,000 estudiantes se ausentaron de la escuela el 30 de septiembre con infecciones confirmadas o sospechosas del virus, un 78% más que el número reportado el 16 de septiembre, y la cifra más alta desde que comenzó la pandemia.

Sin embargo, al escuchar a muchos padres, el mayor riesgo habría sido obligar a los estudiantes a seguir usando máscaras o, peor aún, mantenerlos en casa.

Los defensores del enfoque de laissez-faire de Inglaterra dicen que ha permitido que una gran mayoría de los estudiantes vuelvan a una experiencia escolar normal; los críticos advierten que los niños se están exponiendo a riesgos inaceptables. Con el aumento más rápido de los casos entre los 10 y los 19 años, se está poniendo a prueba el instinto inglés de “seguir adelante”.