Un atasco en el puerto de Savannah revela por qué es probable que el caos en el transporte marítimo mundial persista.

Como si fueran bloques de juguete lanzados desde el cielo, casi 80,000 contenedores de transporte marítimo están apilados en diversas configuraciones en el puerto de Savannah, un 50% más de lo habitual.

Las cajas de acero están esperando que los barcos las lleven a su destino final, o que los camiones las lleven a los almacenes. Unos 700 contenedores han sido dejados en el puerto, a orillas del río Savannah, por sus propietarios durante un mes o más.

A esto se ha llegado en la Gran Interrupción de la Cadena de Suministro: En uno de los mayores puertos de Estados Unidos se están quedando sin lugares donde guardar las cosas. A medida que los principales puertos se enfrentan a una asombrosa acumulación de carga, lo que antes parecía un fenómeno temporal -un atasco que acabaría disipándose- se ve cada vez más como una nueva realidad que podría requerir una remodelación sustancial de la infraestructura marítima mundial.

Pero la situación del puerto de Savannah da fe de una serie de problemas superpuestos más complicados e insidiosos. No se trata simplemente de que las mercancías escaseen. Es que los productos están atascados en los lugares equivocados, y separados de donde deberían estar por barreras obstinadas y constantemente cambiantes.

La escasez de productos acabados en los minoristas representa la otra cara de los contenedores apilados en los barcos abandonados en el mar y amontonados en las orillas de los ríos. El amontonamiento en los almacenes es, a su vez, un reflejo de la escasez de conductores de camiones necesarios para llevar las mercancías a sus próximos destinos.