Los problemas financieros del Grupo Evergrande de China, y las políticas gubernamentales que contribuyeron a llevarlo al borde del colapso, han amenazado un importante motor económico: la venta de viviendas.

China está tratando de enfriar su costoso y peligrosamente endeudado mercado inmobiliario, en el que los altos precios y los niveles de endeudamiento y gasto se consideran cada vez más una amenaza nacional.

Pero mientras los problemas de un importante promotor inmobiliario y su montaña de deuda de 300,000 millones de dólares impulsan un esfuerzo gubernamental para contener el peligro, Pekín se arriesga a perjudicar a un importante motor de su crucial crecimiento económico: los compradores de viviendas como He Qiang.

El Sr. He era tan optimista sobre la propiedad en China que compró un apartamento de ese promotor inmobiliario, China Evergrande Group, y luego se convirtió en agente inmobiliario él mismo, vendiendo los apartamentos de la empresa a cientos de otras familias. “Fue la cima de la gloria de Evergrande”, dijo el Sr. He.

Ahora es mucho más pesimista. El Sr. He, de la ciudad sureña de Yueyang, aún no se ha mudado a su apartamento porque Evergrande ha detenido la construcción. Hay tanta gente nerviosa por la compra de casas, dijo, que se está planteando volver a vender coches.