Ante la probable desaparición de un pilar central de la agenda del presidente Biden, la Casa Blanca y los legisladores indignados se esfuerzan por encontrar alternativas.

Algunos demócratas de la Cámara de Representantes y del Senado, tras la decisión del senador Joe Manchin III, demócrata de Virginia Occidental, de acabar con un elemento importante del plan climático del presidente Biden, están pasando al plan B: un impuesto sobre la contaminación por dióxido de carbono.

Un impuesto sobre el carbono, en el que las industrias contaminantes pagarían una tasa por cada tonelada de dióxido de carbono que emitan, es considerado por los economistas como la forma más eficaz de reducir las emisiones de combustibles fósiles que están calentando el planeta.

La casi segura desaparición del programa de electricidad limpia que constituye el núcleo de la agenda de Biden -que llega en un momento en que los científicos afirman que se necesitan políticas contundentes para evitar los impactos más devastadores del cambio climático- ha provocado la indignación de muchos demócratas y ha llevado a varios a decir que ahora es el momento de un impuesto sobre el carbono.