Hace casi tres décadas que la FIFA, el organismo rector del fútbol internacional, concedió la licencia de su nombre al fabricante de videojuegos Electronic Arts. Para millones de jugadores, la FIFA se ha convertido en sinónimo de la serie de juegos. Pero tras el estancamiento de las negociaciones sobre un nuevo contrato, EA está considerando la posibilidad de cambiar el nombre de uno de los videojuegos más populares de todos los tiempos.

¿A qué se debe la disputa? En primer lugar, el dinero: Los juegos generan un promedio de 1,000 millones de dólares en ventas cada año; la FIFA gana unos 150 millones de dólares por su licencia, y pretende duplicar esa cifra. En segundo lugar, las dos partes están en desacuerdo sobre el grado de exclusividad del acuerdo. La FIFA quiere conceder la licencia de su nombre a otras empresas, mientras que Electronic Arts quiere utilizar la marca FIFA fuera del juego, incluso para eventos como torneos de juegos en vivo.

Si la asociación se rompe, EA sigue teniendo cientos de acuerdos de licencia independientes que le permiten utilizar jugadores, clubes y ligas de todo el mundo y los jugadores que se hayan criado con el fútbol digital apenas notarán cambios en la experiencia de juego.