Una nueva línea de atención telefónica en Bogotá recibe llamadas de hombres que luchan contra los celos, el control y el miedo, y pone en tela de juicio los prejuicios sobre la masculinidad.
Las llamadas suelen ser urgentes y suplicantes.
He pegado a mi mujer. He perdido los nervios. Estoy celoso y no sé qué hacer.
Las personas que llaman son jóvenes y mayores, ricas y pobres. Pero todos tienen algo en común: son hombres.
La nueva línea telefónica a la que llaman está destinada a combatir la violencia contra las mujeres. Pero en lugar de centrarse en las mujeres, pone a los hombres en el centro de la conversación, en un esfuerzo por enseñarles a comprender sus emociones y controlar sus acciones.
El cambio es sencillo, pero profundo. La idea de la Línea de la Calma, como se llama, no es sólo prevenir la violencia, sino abordar lo que muchos expertos dicen que es una de sus causas fundamentales: el machismo, la creencia a menudo arraigada de que los hombres deben ser dominantes.
Al empujar a los hombres a centrarse en cómo esa actitud, a menudo no examinada, está perjudicando sus vidas y las de los que les rodean, el programa pretende inspirar un profundo cambio cultural, dijo Nicolás Montero, que dirige la oficina de cultura de Bogotá, que introdujo la Línea Calma a principios de septiembre, tras un piloto que comenzó el año pasado.