A pesar de la reapertura de los colegios y del fin de algunas ayudas federales, muchas personas no tienen prisa por conseguir un empleo. Los ahorros y la salud juegan un papel importante.
El otoño debía marcar el principio del fin de la escasez de mano de obra que ha frenado la recuperación económica del país. Las prestaciones por desempleo ampliadas llegaban a su fin. Los colegios volvían a abrir, liberando a muchos cuidadores y seguramente llegaría una avalancha de trabajadores.
En cambio, la población activa se redujo en septiembre. Hay cinco millones de personas menos trabajando que antes de que comenzara la pandemia, y hay tres millones menos incluso buscando trabajo.
El lento retorno de los trabajadores está causando dolores de cabeza a la administración Biden, que contaba con un fuerte repunte económico para dar impulso a su agenda política. Los pronosticadores se vieron sorprendidos por el problema y no saben cuánto durará.
Los conservadores han culpado a los generosos subsidios de desempleo de mantener a la gente en casa, pero las pruebas de los estados que terminaron los pagos antes de tiempo sugieren que cualquier impacto fue pequeño. Los progresistas afirman que las empresas podrían encontrar trabajadores si pagaran más, pero la escasez no solo se limita a las industrias de bajos salarios.