Las bandas llevan mucho tiempo dominando el país, pero su dominio se ha ampliado en los últimos años y el gobierno ha sido acusado de utilizarlas como herramientas de represión.
Han violado a mujeres, quemado casas y matado a decenas de personas, incluidos niños, descuartizando sus cuerpos con machetes y arrojando sus restos a los cerdos.
La espantosa masacre de hace tres años, considerada la peor en Haití en décadas, fue algo más que la obra de bandas rivales que luchaban por el territorio. Fue organizada por altos funcionarios haitianos, que proporcionaron armas y vehículos a los miembros de las bandas para castigar a los habitantes de una zona pobre que protestaban contra la corrupción del gobierno, según anunció el año pasado el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Desde entonces, los miembros de las bandas de Haití se han hecho tan fuertes que dominan franjas del país. El más notorio de ellos, un ex policía llamado Jimmy Cherizier, conocido como Barbacoa, se disfraza de líder político, dando conferencias de prensa, liderando marchas e incluso desfilando como sustituto del primer ministro en la capital.