El cómico Fuquan Johnson. El actor de “Flash” de 16 años, Logan Williams. El actor de “The Wire” Michael K. Williams.
Estos nombres famosos son sólo algunas de las recientes muertes por sobredosis accidental relacionadas con el fentanilo. Durante la pandemia de COVID-19, también se han encontrado más medicamentos contaminados con la droga mortal.
Hay historias como la de Brenda Brett, una nativa de Georgia que, según sus familiares, no tenía ni idea de que estaba tomando Xanax mezclado con fentanilo.
Ella no quería morir, insisten. Su tía encontró su cuerpo sin vida derrumbado sobre su mesita de noche, y a su novio también muerto, encajado entre su cama y una pared.
Son sólo algunos de los 40,000 estadounidenses que mueren cada año con niveles tóxicos de opiáceos en su cuerpo, un problema agravado por una versión sintética de la droga difícil de detectar que, según advierten los expertos, está inundando el mercado y llegando rápidamente a manos de usuarios desprevenidos.
El fentanilo -80 a 100 veces más potente que la morfina- se ha convertido en la principal causa de muerte por sobredosis en Estados Unidos, junto con otros opioides sintéticos, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas. Las muertes por sobredosis alcanzaron un nuevo récord en Estados Unidos con 96,779 entre marzo de 2020 y marzo de 2021, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y se espera que esa cifra aumente a casi 100,000.