El ritmo al que las vacunas pierden su eficacia sigue siendo objeto de intenso debate. La mayoría de los expertos creen que las vacunas siguen siendo excelentes para prevenir enfermedades graves, incluso meses después de las inyecciones. Pero la mayor parte de las pruebas sugiere que las vacunas pierden parte de su capacidad para prevenir al menos las infecciones leves. Esto es especialmente cierto en el caso de la vacuna de AstraZeneca, que ha sido ampliamente utilizada en Inglaterra.
La rapidez inicial de Gran Bretaña a la hora de vacunar a la gente redujo el número de casos a principios de este año. Sin embargo, también supuso que la disminución de la inmunidad se convirtiera en un problema antes que en los países que tardaron más en vacunar. Gran Bretaña está ofreciendo ahora refuerzos a las personas de 50 años o más, así como a los trabajadores sanitarios y a las personas médicamente vulnerables.
En los próximos meses, la disminución de la inmunidad podría convertirse en un problema creciente en los Estados Unidos, especialmente para las personas más vulnerables. Todos los estadounidenses de 65 años o más pueden recibir las dosis de refuerzo, así como los que hayan recibido la vacuna de Johnson & Johnson.