El histórico acuerdo refleja el creciente reconocimiento del papel de la naturaleza en la lucha contra el calentamiento global. Sin embargo, los críticos dijeron que no era lo suficientemente ambicioso.
Los líderes de más de 100 países, entre ellos Brasil, China, Rusia y Estados Unidos, se comprometieron en las conversaciones sobre el clima celebradas en Glasgow a poner fin a la deforestación para 2030, en un acuerdo histórico que abarca alrededor del 85% de los bosques del mundo.
El compromiso exigirá “nuevas medidas transformadoras”, según la declaración, para preservar los bosques, cruciales para absorber el dióxido de carbono y frenar el ritmo del calentamiento global. Sin embargo, aunque la declaración iba acompañada de varias medidas destinadas a ayudar a ponerla en práctica, algunos grupos de defensa criticaron el acuerdo por su falta de firmeza, afirmando que permitiría continuar con la deforestación y señalando que esfuerzos similares han fracasado en el pasado.