Cuando te enteras que vas a ser madre, tu corazón se alegra y te llenas de expectativas; y aunque el amor por los hijos es incondicional, no deja de ser triste y frustrante cuando se convierten en seres contestones y groseros.

Si este es tu caso, no puedes sentirte culpable por la situación ya que ningún padre es perfecto, pero si debes tomar medidas para corregirlo mientras sea niño y antes de que entre en la etapa de la adolescencia.

Cada persona nace con un temperamento especial, pero el carácter se va formando día a día con las experiencias y la crianza que reciban en casa.

Si un niño empieza a mostrar trastornos de conducta, quiere decir que no tiene claros los límites y no reconoce una guía.

Según la psicóloga Verónica Sofía Zubiaur Pérez, cuando un niño es irrespetuoso está mostrando que no sabe cómo manejar la ira de forma apropiada y por lo tanto requiere de la orientación de un adulto para aprender a manejar la ira, la frustración y poder comunicarse de manera efectiva.

La primera recomendación a una madre que tiene un hijo contestón e irrespetuoso es dejar de decirle “no puedes….” Por una frase como “puedes hacerlo a cambio de….”. Aquí lo que niño aprenderá es que su madre no es completamente inflexible pero tampoco es permisiva.

Además, es importante establecer reglas y límites desde un principio y velar que se cumplan; estas reglas no deben ser demasiado estrictas, sino que se amolden a su edad y capacidad de entendimiento. Si el niño tiene comportamientos inadecuados, hay que recurrir a los castigos, pero estos deben ser adecuados para su edad (nunca castigos físicos).

Por el contrario, si el niño muestra un cambio y se comporta como un ser obediente y correcto, se debe dar un premio.

Recuerda siempre que lo mejor es enseñar con el ejemplo, porque a esa edad las palabras muchas veces no son tan claras para un niño, pero si imitan lo que ven de su madre.