Esta semana, miles de gimnasios, restaurantes, cines, centros comerciales, salones de belleza y otros negocios cerrados de Los Ángeles han tenido que empezar a pedir a los clientes una prueba de que se han vacunado completamente contra el virus Covid-19, en virtud de una de las normas de vacunación más estrictas del país.

La ley, aprobada por el Ayuntamiento el mes pasado, permite a las personas con problemas de salud que impidan la vacunación, o con una objeción religiosa sincera, mostrar en su lugar una prueba negativa del coronavirus realizada en las 72 horas anteriores.

Las autoridades afirman que la ley pretende ayudar a reactivar una ciudad que ha estado bajo diversos niveles de restricción durante más de un año y medio, y que exigir la vacunación de casi todos los que entran en un espacio público cerrado ayudará a prevenir un aumento de los casos a medida que se acerca el invierno.