En la actualidad, los posibles donantes de órganos se someten a pruebas rutinarias de detección de infecciones por coronavirus antes de que se les extraigan los órganos, y en general se considera que los órganos son seguros para el trasplante si la prueba es negativa, incluso si el donante se ha recuperado del Covid.

Pero no existe un conjunto de recomendaciones universalmente aceptadas sobre cuándo se pueden recuperar con seguridad los órganos de los cuerpos positivos al virus y trasplantarlos a los pacientes que los necesitan.

Lo que complica la cuestión es que las personas con Covid prolongado, cuyos síntomas debilitantes pueden persistir durante meses, no suelen dar positivo en las pruebas de la infección. Algunos investigadores temen que el virus pueda estar presente, escondido en los llamados reservorios dentro del cuerpo, incluidos algunos de los propios órganos que se dan a los pacientes trasplantados.