Vivimos en una época donde hay valores sumamente importantes como el respeto a los derechos fundamentales de una persona, como su libertad de expresarse y actuar como mejor le parezca, no obstante, las figuras públicas siempre serán blanco del escarnio y la opinión de todos aquellos a los que llegan a través de un video, una publicación o una declaración, y esto lo ha aprendido a base de “trancazos” uno de los millennials que de la noche a la mañana se volvió mediático, famoso y muy polémico, se trata por supuesto de Natanael Cano, quien una vez más se hace viral por las razones incorrectas… ¿De casualidad aún existirá alguien que pueda ayudarlo?
Sabemos que es irreverente, bastante irrespetuoso, que incluso ha estado varias veces en la delgada línea entre el bien, el mal, lo legal y lo ilegal; uno de sus últimos escándalos fue cuando fue visto en la Ciudad de México portando armas en el vehículo que le conducía a todas partes en el marco de su visita a la capital para ofrecer un concierto, que lo que sea de cada quien, fue un rotundo éxito, pero esta vez porque tocó una fibra muy delicada, pues cuando se trata de las raíces y el folklore, los mexicanos son muy sensibles, es por ello que ver a “Nata” acompañado de un mariachi en circunstancias inesperadas se convirtió en el tema del fin de semana.
111621 – VIDEO 1 NOTA UNA VEZ MAS
Como bien sabemos existe ya una relación cercana, quizás de amistad entre Alejandro Fernández, uno de los más grandes ídolos del género ranchero y este chico que fue invitado por el mismísimo Potrillo para una colaboración que fue más que inaceptable para los “fans de hueso colorado” de ambas estrellas, pero al parecer, esto le ha dejado la puerta abierta al príncipe del movimiento tumbado para apropiarse del repertorio de su colega, pues en sus redes compartió un clip donde le vemos hacer su propia versión del hit “Me Dediqué a Perderte” que si bien no es una de las más icónicas melodías de mariachi en el cancionero popular, si es un single que Alejandro bordó con su estilo y habilidades vocales.
Más allá de la entonación, la afinación, el sentimiento o el respeto, el no saberse ni siquiera la letra hizo que su “performance” fuera aún más criticable y no recibió tregua, ni siquiera las caras de los mariachis ayudaron pues parecían “pedir a gritos unos tapones para los oídos”.