El Departamento de Estado dijo que la nube de desechos del ataque con misiles añadió más de 1,500 piezas de basura espacial de tamaño considerable, a la órbita de la Tierra.
Rusia llevó a cabo el lunes una prueba de misiles anti-satélites, destruyendo uno de sus propios satélites en órbita. La prueba creó una vasta nube de desechos que sigue orbitando la Tierra, y parte del material se acercó peligrosamente a la Estación Espacial Internacional, obligando a los astronautas a refugiarse durante horas en un par de naves espaciales capaces de devolverlos a la Tierra.
El Secretario de Estado, Antony J. Blinken, calificó el ataque con misiles de “imprudente”.