Jugando con la política europea

Jugando con la política europea

Se calcula que hay 4,000 migrantes acampados en la frontera polaca, y quizá entre 10,000 y 20,000 en el lado bielorruso. Puede que las cifras no sean enormes en comparación con los millones que huyeron de Siria o el millón que se vio obligado a abandonar Myanmar, pero la política de migración es tan volátil en Europa que incluso un pequeño grupo puede desencadenar tensiones.

El partido de derecha que gobierna en Polonia lleva mucho tiempo calificando a los inmigrantes no europeos como una amenaza para la cultura y la soberanía polacas, y su respuesta al grupo actual ha sido previsiblemente acalorada. Describe las condiciones como un ataque de Bielorrusia, y ha desplegado miles de tropas para mantener a los migrantes fuera.

En 2015-16, más de un millón de personas, principalmente sirios, llegaron a Europa. La reacción resultante animó a los nacionalistas de derechas de todo el continente y, desde entonces, los políticos de la corriente principal se resisten a aceptar la inmigración.

Hace seis años, algunos países, sobre todo Alemania, acogieron a los inmigrantes, mientras que otros, como Polonia, se negaron a aceptar más que unos pocos, chocando con los líderes de la UE. Pero no había peligro de que la cuestión derivara en un conflicto armado.

Ahora, nadie se ofrece a acoger a los inmigrantes, aunque sufran condiciones que ponen en peligro su vida. La UE está unida en torno a Polonia, que se presenta como la primera línea de defensa del bloque, y Varsovia y Minsk intercambian amenazas.

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