En una votación, aprobaron una nueva orientación sobre el ofrecimiento de la comunión a personajes públicos, pero no mencionaron abiertamente al presidente ni a otros funcionarios que apoyan el derecho al aborto.
Los obispos católicos romanos de Estados Unidos evitaron un conflicto directo con el presidente Biden, aprobando un nuevo documento sobre el sacramento de la eucaristía que no menciona al presidente ni a ningún político por su nombre.
Se trataba de la cuestión de qué católicos, en qué circunstancias, pueden recibir la comunión, uno de los ritos más sagrados del cristianismo. Para algunos católicos conservadores, la verdadera cuestión era más punzante: ¿Debería negarse el sacramento a los políticos católicos que apoyan y promueven públicamente el derecho al aborto?
Para algunos de los críticos más acérrimos del Sr. Biden y otros líderes católicos liberales, el documento representaba una retirada estratégica. Sin embargo, su propia existencia puso de manifiesto la división entre los obispos conservadores estadounidenses y el Vaticano, y enfrentó a algunos de los prelados más poderosos de la nación con el segundo presidente católico del país.