Un canadiense dijo que sintió un doloroso pinchazo en el cerebro. Una estadounidense oyó crujidos en su cabeza. Una francesa sufrió una fuerte hemorragia nasal. Otros tuvieron dolores de cabeza, lloraron o quedaron en estado de shock.
Todos fueron sometidos a pruebas de Covid-19 con hisopos nasales profundos. Mientras que muchas personas no se quejan de su experiencia, para algunas, la prueba de los hisopos engendra un desagrado visceral.
El hisopo atraviesa un pasaje oscuro que conduce a la cavidad nasal. Ésta está encerrada por un hueso cubierto de tejido blando y sensible. En la parte posterior de esta cavidad -más o menos en línea con el lóbulo de la oreja- está la nasofaringe, donde la parte posterior de la nariz se encuentra con la parte superior de la garganta. Es uno de los lugares donde el coronavirus se replica activamente, y es donde es probable que obtenga una buena muestra del virus.
Hay tres tipos principales de pruebas de hisopo nasal Covid: nasofaríngeo (el más profundo), medio-turbina (el medio) y nasal anterior (la parte poco profunda de la nariz). Al principio de la pandemia, el hisopo nasal profundo se administró de forma generalizada y agresiva a los adultos, ya que el método funcionaba en las pruebas de la gripe y el SARS. Aunque la ciencia está evolucionando, los expertos tienden a coincidir en que el hisopo más profundo es el más preciso.
Este año, China exigió a algunos viajeros del extranjero, incluidos los diplomáticos, que se sometieran a las pruebas de hisopo anal Covid, lo que enfureció a los gobiernos extranjeros.