La niñez debe ser la mejor etapa en la vida de una persona; claro está que la vida se compone de momentos buenos y malos, pero nuestra responsabilidad como padres es brindarle a nuestro hijo la mejor vida posible.

La personalidad y el carácter se van formando y moldeando de acuerdo con las experiencias que van adquiriendo especialmente cuando son pequeños, por lo que siempre es conveniente estar en una sana convivencia con la familia, amigos, profesores y compañeros.

A medida que se van acumulando las malas experiencias, el niño va perdiendo su felicidad y muchas veces ni siquiera lo notamos.

Esas experiencias negativas podrían ser, por ejemplo:

• Los padres que se van de la casa y pierden el contacto con sus hijos o también ocurre que si conviven con sus hijos, pero no tienen casi contacto con ellos.

• En algunas ocasiones los vecinos o amiguitos de nuestros hijos no son buenos ejemplos para ellos por lo que procuramos alejarlos lo cual es conveniente, pero tiene el costo de que los niños no tienen mucho contacto con sus iguales y esto afecta el desarrollo. Y si, además, sus padres están poco con ellos por sus múltiples obligaciones, esos niños van a sentirse muy solos.

• Los niños tienen que compartir con su familia y amigos y no podemos permitir que su única entretención sea a través de los juegos de los celulares y tabletas. Hay que poner límites.