Poderosos socios del presidente de Siria, Bashar al-Assad, están fabricando y vendiendo captagon, una anfetamina ilegal, creando un nuevo narco-estado en el Mediterráneo.
Construida sobre las cenizas de 10 años de guerra en Siria, una industria de la droga ilegal dirigida por poderosos asociados y familiares del presidente Bashar al-Assad ha crecido hasta convertirse en una operación multimillonaria, eclipsando las exportaciones legales de Siria y convirtiendo al país en el nuevo narco-estado del mundo.
Su producto estrella es el captagon, una anfetamina ilegal y adictiva muy popular en Arabia Saudí y otros estados árabes. Sus operaciones se extienden por toda Siria, incluyendo talleres que fabrican las píldoras, plantas de empaquetado donde se ocultan para su exportación y redes de contrabando para llevarlas a los mercados extranjeros.
Una investigación descubrió que gran parte de la producción y distribución está supervisada por la Cuarta División Blindada del Ejército sirio, una unidad de élite comandada por Maher al-Assad, el hermano menor del presidente y uno de los hombres más poderosos de Siria.