Sin dejarse intimidar por los problemas de salud, los escándalos sexuales y su avanzada edad, el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi persigue con ahínco una promesa que hizo una vez a su madre: que un día sería presidente.

El Parlamento elegirá un nuevo jefe de Estado a principios del próximo año y este hombre de 85 años es el primero en presentarse a una carrera que podría transformar el panorama político italiano, pero que no tiene candidatos oficiales.

En su camino se interponen importantes obstáculos, pero se está promocionando con el mismo entusiasmo que le ayudó a ganar tres elecciones parlamentarias y a convertirse en el primer ministro italiano más longevo de la posguerra.