Las mujeres que creen que siendo madres perfectas van a criar hijos perfectos, están muy equivocadas.
En realidad, no existen las mamás ni las familias perfectas; se piensa que si los hijos crecen en un hogar donde nunca hay conflictos van a ser muy felices, pero en realidad les estamos quitando la oportunidad de aprender a desarrollar recursos para ser fuertes, capaces y seguros ante las crisis y resolver los problemas que encontrarán a lo largo de sus vidas.
Cuando una madre no expresa sus emociones y sentimientos puede estarle enviando un mensaje equivocado a sus hijos ya que ellos pensarán que la rabia, la tristeza, la frustración y el miedo son muy malos y no deben formar parte de la vida y de las relaciones y cuando se presenten no sabrá cómo manejarlos.
Como mamás tenemos que aprender a manejar el miedo a equivocarnos, a lastimarlos o traumatizarlos para poder conectarnos emocionalmente con nuestros hijos.
Jamás pretendamos tener hijos perfectos que sean obedientes, ordenados, juiciosos, con muy buenos modales, etc. que van a nuestro ritmo y cumplen todas nuestras expectativas, porque no podemos olvidar su individualidad y personalidad, que muchas veces no concuerda con lo que consideramos “perfecto”.
Cuando un niño desobedece a su madre y le pasa algo “malo” por desobedecer, una madre que intenta ser perfecta le diría: te lo advertí así que no te quejes ahora.
El niño se va a sentir avergonzado y la madre con rabia porque:
- Su hijo desafió su autoridad
- Tiene miedo de perder el control sobre su hijo
- Le teme al qué dirán, ya que piensa que la van a juzgar por tener un hijo desobediente
LA OXITOCINA
La periodista Susan Kuchinskan reveló que la hormona oxitocina, que se libera durante el parto y cuando amamantamos a nuestro hijo, también se segrega cuando necesitamos calmarnos y conectarnos con nuestro hijo. Al liberar la oxitocina podemos reaccionar más calmadamente ante situaciones dolorosas y estresantes.