La fanaticada de “Sex and the city “, una serie que terminó hace 17 años, nunca ha muerto realmente. Las cuentas de Instagram documentan sin descanso los atuendos de los personajes, y la serie sigue inspirando a la gente a mudarse a Nueva York, o al menos a fantasear con ello.

Si combinamos esto con la nostalgia de los 90 y principios de los 2000 -en la moda y en los reinicios de las comedias-, el regreso de “Sex and the city ” parecía inevitable. Esta semana se ha estrenado en HBO Max.

La nueva versión sigue a Carrie, Miranda y Charlotte, ahora en sus 50 años, aunque la Samantha de Kim Cattrall – la fuente de gran parte del sexo de la serie original – no regresó. La serie también cuenta con cuatro nuevos actores, y el reparto contrasta con la abrumadora blancura de la serie original.

El spinoff ha sufrido otros cambios: La voz en off de Sarah Jessica Parker se ha eliminado en su mayor parte. Estructuralmente, los arcos argumentales se prolongan a lo largo de los episodios. Michael Patrick King, director de la serie, recuerda que cuando la serie se emitió por primera vez, los episodios quedaban bien atados porque el público no los veía de forma secuencial. “El streaming es como, desatar el lazo”, dijo.

Las críticas son variadas. “Hay un poco de ambiente de los años 90”, escribe James Poniewozik. La serie “puede ofrecer a los fans más acérrimos el cierre que las películas no ofrecieron, si es que no los desanima”.