Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos visto en la necesidad de ofrecer disculpas a una persona que hemos ofendido o lastimado ya sea con palabras, hechos o con omisiones.
Cuando vamos a pedir perdón, empezamos a pensar en que va a decir la otra persona y sentimos un poco de prevención. Pero, eso no debe de preocuparnos porque nuestro deber es ofrecer disculpas y el aceptarlas o rechazarlas es decisión del otro.
El perdón es una de las herramientas más poderosas con que cuenta el ser humano para mantener buenas relaciones con familiares y amigos.
Si estás en una situación similar y vas a disculparte, para que la otra persona lo perciba como un acto sincero debes cumplir con las siguientes características:
• No hay que ponerse a contar el por que se hizo lo que hizo ya que no sonará como disculpa sino como que no se acepta el error.
• Cuando el error que causó la pelea, enojo o malentendido fue causado por un mal hábito, solamente puedes pedir perdón si estás dispuesta a hacer un cambio verdadero.
• Al acercarte a la persona ofendida, debes decirle que vas a ofrecer una disculpa. Así, la persona siente que su amistad es valiosa y no estás dispuesto a perderla.