Con la nueva información de que la variante Ómicron, altamente contagiosa, puede traspasar dos vacunas y un refuerzo, se ha convertido en algo emocionalmente perturbador sentirse mal, dicen los neoyorquinos.
Las autoridades sanitarias animan a las personas que experimentan síntomas y que creen haber estado expuestas al coronavirus a que se hagan la prueba y eviten la actividad social.
Para muchos trabajadores, la tarea de averiguar qué enfermedad tienen -un resfriado que pueden manejar con Gatorade y NyQuil, o el coronavirus, para el que las autoridades sanitarias recomiendan un periodo de aislamiento- puede traducirse en pérdida de salarios o en la preocupación de que no están cumpliendo con sus empleadores.
Un meta-análisis de docenas de estudios comunitarios sobre la salud mental y el coronavirus mostró que la ansiedad entre la población general se ha triplicado durante la pandemia. Pero en tiempos tan tumultuosos, es comprensible un cierto nivel de ansiedad.