Spiegel, de 97 años, es uno de los últimos pilotos de bombarderos de la Segunda Guerra Mundial que siguen entre nosotros. Pilotó un B-17 en docenas de misiones peligrosas, salvó a su tripulación aterrizando en un campo de patatas congelado en Polonia y luego ayudó a orquestar una audaz huida. Pero, como a muchos otros soldados judíos, se le negó el ascenso y, después de la guerra, fue expulsado de la aviación.

En su lugar, Spiegel fue a la escuela de formación profesional y encontró un trabajo como maquinista en un fabricante de cepillos. Sus jefes decidieron reutilizar las máquinas de cepillos para hacer árboles de Navidad. Spiegel llegaría a perfeccionar su diseño y se retiró de su propia empresa de árboles artificiales, American Tree and Wreath, en 1993 como multimillonario. Y hay mucho más en su extraordinaria vida.