Las empresas de muchas partes de Europa exigen más ayuda del gobierno, ya que las nuevas restricciones por la pandemia y el aumento de la ansiedad por la variante altamente contagiosa de Ómicron han aplastado lo que normalmente sería una época rentable del año.

En ningún lugar es peor que en los Países Bajos, donde el gobierno holandés instituyó un bloqueo durante el fin de semana, cerrando la mayoría de las tiendas, bares, restaurantes, gimnasios, deportes al aire libre, lugares culturales y escuelas hasta enero.

Algunos propietarios de negocios temen no volver a abrir nunca.

“Es algo que me pregunto todos los días”, dijo Omar Waseq, propietario de un bar de quesos y un café en el centro de Utrecht. “No estoy seguro al cien por cien”.

El Sr. Waseq calcula que está perdiendo unos 50,000 dólares al mes mientras su bar de quesos, Kaasbar Utrecht, está cerrado, y 100,000 dólares en el café.