Las increíbles colecciones de Vicente Fernández, pero… ¿quién de sus herederos se quedará con ellas?

Las increíbles colecciones de Vicente Fernández, pero… ¿quién de sus herederos se quedará con ellas?

Aunque muchos millonarios, como fue el caso de Vicente Fernández, utilizarían su dinero para coleccionar autos deportivos, alhajas, o ropa de diseñadores “carísimos de Paris”, la realidad es que el espíritu sencillo del cantante siempre imperó en sus gustos y su forma de vida, y aunque su rancho sí posee una extensión de varias hectáreas y algunas excentricidades como la alberca en forma de guitarra, la realidad es que no es un lugar lleno de lujos, pero alberga lo que para él fueron sus más grandes tesoros y que decidió coleccionar a lo largo de los años.

 

“El Charro de Huentitán” siempre demostró que cuando podía descansar de las extenuantes giras, su mejor regalo era llegar unos días a su hogar para comer sus platillos caseros, pasar tiempo con su esposa Cuquita y visitar a sus caballos, eso sí que era su más grande gusto, pero no solo los caballos tradicionales, pues una de sus colecciones comenzó a crecer con la crianza de los especímenes enanos que se asemejan más a un perrito de compañía que a un pura sangre para cabalgar. Estos animalitos miniatura forman parte hoy de un negocio que fue ganando terreno para los amantes de los equinos, su estatura no rebasa los 90 centímetros, parecidos a los ponys, pero aún más chiquitines y con un carácter sumamente manso. Su costo no es tan elevado, oscila entre los 1500 dólares y se venden tanto en México como en la Unión Americana, y en sus redes tuvimos la oportunidad de verlo posar con ellos en más de una ocasión.

 

Pero no solo este era un capricho del patriarca de la Dinastía Fernández, pues un gusto muy particular y raro también fue satisfecho durante varias décadas, se trata de los huevos pintados a mano. Muchos quizás estén familiarizados con los huevos Fabergé, una preciosa artesanía onerosa por las piedras preciosas que le decoran y que para muchos miembros de la nobleza europea significaban un adorno preciado. Pues la versión más “ranchera” de estos, sería la de “Chente”, quien orgulloso subió hace años la foto de una gran vitrina donde guardaba sus creaciones, hoy, el hecho de que hayan sido pintados a mano por él, les da una plusvalía innegable, convirtiéndose en “joyas” para muchos que seguramente desearían tener de recuerdo.

 

Y finalmente, otra de las cosas que guardaba con gran amor en su santuario, eran las obras de arte que sus fanáticos prodigiosos en el dibujo o la pintura le dedicaron, muchas veces pudo recibirlos para darles las gracias personalmente colocándolas en sitios especiales dentro de su casa y que más bien tienen un valor sentimental.

 

Por supuesto, una de las interrogantes es ¿quién se quedará con todo lo antes citado?

 

Por el momento no se ha declarado nada al respecto, pero todo parece indicar que en primera instancia sería su viuda Doña Cuquita, siendo administrado el primer negocio por su hijo Gerardo como hasta ahora, pero podríamos llevarnos alguna sorpresa pues también el gran amor por sus nietos podría cambiar el rumbo de esta predecible decisión.

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