Nadie puede negar los beneficios de que nuestros hijos interactúen con sus abuelos; eso es algo que favorece tanto a los niños como a los mayores.
Sin embargo, la relación abuelo – nieto muchas veces va más allá de compartir algunos momentos y esos abuelos comienzan a imponer su disciplina y el manejo de la autoridad.
Tampoco es raro escuchar a los abuelos decir a sus hijos:
“Los abuelos consienten, los padres educan y corrigen”.
“Yo ya pasé por la época de educar a mis hijos, ahora no tengo que educar a mis nietos”.
“No tienes que decirme cómo debo tratar a mis nietos, si yo ya te crie a ti y a tus hermanos”
“Ahora si tengo tiempo para disfrutar a los niños, porque cuando mis hijos eran pequeños no tuve tiempo para estar con ellos”
“Antes las cosas se hacían de otra manera”
“Tienes que tenerle más paciencia, porque eres muy dura con él”
Y, puede ocurrir que la relación con los padres se convierta en un conflicto permanente por la crianza de los niños y el choque de autoridades.
Con los abuelos atendiendo a los niños pueden ocurrir dos cosas:
• Los abuelos son más consentidores que los padres
• Los abuelos son más exigentes
Como resultado de esos comportamientos, los niños pueden sentir:
• Confusión
• Ansiedad
• Incertidumbre por los mensajes contradictorios
• Poco respeto de los niños hacia sus padres, porque para ellos la autoridad la ejercen los abuelos.
Para evitar que el problema pase a mayores, lo más conveniente es conversarlo con los abuelos y llegar a acuerdos concretos para la educación y crianza de los niños.