Una empresa sanitaria conocida por sus tratamientos contra la caída del cabello y la disfunción eréctil diversifica su línea de productos y gana nuevos adeptos por el camino.

Al igual que muchos neoyorquinos, la semana anterior a la Navidad, Dinah Chamberlain, de 39 años, buscaba pruebas Covid-19 para realizar en casa. Iba a visitar a sus padres en Wisconsin y quería hacerse la prueba con regularidad mientras estaba con ellos.

Poco después, vio una publicación en Instagram de un sitio de su barrio en Brooklyn en la que se decía que Roman, un proveedor de servicios de salud para hombres, tenía pruebas en stock y podía hacérselas llegar a los clientes en dos días.

La startup con sede en Nueva York se fundó en octubre de 2017 como una clínica digital de salud masculina. Es un lugar en el que los hombres -especialmente los que constituyen el público objetivo de las descaradas campañas publicitarias del metro- pueden recibir tratamiento para afecciones como la caída del cabello, la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. Y no es necesario acudir al médico en persona; todo se puede hacer virtualmente.

Pero no fue hasta que la empresa empezó a vender pruebas caseras de Covid en noviembre cuando muchos clientes empezaron a entender que la empresa era algo más que una forma de conseguir Viagra genérico “desde la comodidad de casa”.