La nueva variante altamente contagiosa, que lleva circulando por Estados Unidos al menos cinco semanas, ha dado paso a una nueva y desorientadora fase de la pandemia. En respuesta a la oleada, las autoridades de salud pública han acortado el periodo de aislamiento para las personas con pruebas positivas y han dado instrucciones a los estadounidenses para que, en la medida de lo posible, cambien sus mascarillas de tela por otras de tipo médico, para obtener una mayor protección.

“Ómicron se ha convertido, rápidamente, en algo simplemente diferente”, dijo la doctora Allison Arwady, máxima responsable de salud de Chicago.

El ritmo de nuevas infecciones diarias del coronavirus casi se ha duplicado a nivel mundial en la última semana, superando la asombrosa cifra de dos millones de casos al día. El recuento de casos ha alcanzado máximos históricos en EE.UU., pero es necesario tener una nueva perspectiva de estas métricas, ya que se trata de una variante más rápida pero menos grave que arrasa el país.