Mientras los hospitales de todo el mundo se esfuerzan por hacer frente a la presión de los crecientes casos de Covid-19, Quebec ha ideado un novedoso mecanismo para hacer frente a la situación: una multa para los no vacunados.

Esta provincia de 8.6 millones de habitantes ha intentado proteger su sobrecargado sistema sanitario introduciendo duras restricciones, como un toque de queda nocturno que entró en vigor en Nochevieja y pasaportes de vacunas para entrar en tiendas de licores y cannabis.

Ahora está recurriendo a una nueva arma política -no probada en Canadá- al obligar a las personas no vacunadas a pagar una sanción económica, independientemente de que utilicen los servicios hospitalarios.

El Primer Ministro François Legault, que ha sido criticado por su incoherencia durante la pandemia, dijo en una conferencia de prensa que “aquellos que se nieguen a recibir su primera dosis en las próximas semanas tendrán que pagar una nueva contribución sanitaria”.