Las empresas se preparan para una nueva ronda de interrupciones de la cadena de suministro potencialmente debilitantes, ya que China, que alberga aproximadamente un tercio de la producción mundial, impone bloqueos generalizados en un intento de mantener a raya la variante Omicron.
Las medidas ya han confinado a decenas de millones de personas en sus hogares en varias ciudades chinas y han contribuido a la suspensión de los vuelos de conexión a través de Hong Kong desde gran parte del mundo durante el próximo mes. Al menos 20 millones de personas, o alrededor del 1.5% de la población china, están encerradas, sobre todo en la ciudad de Xi’an, en el oeste de China, y en la provincia de Henan, en el centro-norte del país.
La política de tolerancia cero del país tiene a los fabricantes preocupados por otra ronda de cierres en las fábricas y puertos chinos. Las interrupciones adicionales de la cadena de suministro mundial llegarían en un momento especialmente tenso para las empresas, que están luchando contra el aumento de los precios de las materias primas y el transporte marítimo, junto con la ampliación de los plazos de entrega y la escasez de trabajadores.
China recurrió a los cierres, el rastreo de contactos y las cuarentenas para detener la propagación del coronavirus hace casi dos años, tras su aparición inicial en Wuhan. Estas tácticas han sido muy eficaces, pero la extrema transmisibilidad de la variante Omicron supone la mayor prueba para el sistema chino.