Ahora Starbucks, con 9,000 cafeterías en Estados Unidos y 200,000 trabajadores, se ha convertido en uno de los primeros grandes minoristas en dar marcha atrás en sus planes de vacunación desde la sentencia.

Starbucks comunicó a sus empleados en un memorándum que ya no se les exigiría la vacunación completa ni que se sometieran a las pruebas semanales del coronavirus. Apenas dos semanas antes, la empresa había detallado el requisito y había fijado como fecha límite el 9 de febrero.

La decisión del Tribunal Supremo no prohíbe a las empresas mantener sus normas de vacunación, y muchas seguirán aplicando los estrictos protocolos de seguridad de Covid-19, especialmente porque el número de casos de Covid sigue siendo elevado.

La decisión de Starbucks de abandonar su plazo para la exigencia de vacunación o pruebas, pone de manifiesto que el fallo del tribunal ha hecho recaer la responsabilidad de determinar las normas de vacunación directamente en los empleadores. Y las empresas se enfrentan a un mosaico de leyes federales, estatales y locales, que van desde mandatos de vacunación más estrictos que los del gobierno federal, hasta leyes que impiden a las empresas exigir a los trabajadores el uso de mascarillas.