La Organización Mundial de la Salud, que se ha resistido a respaldar el uso generalizado de las vacunas de refuerzo y ha sido lenta a la hora de recomendar la vacunación de los niños, revisó el viernes sus consejos en ambos frentes, acercando sus orientaciones a las de la mayoría de las naciones ricas, incluido Estados Unidos.
Un grupo asesor de la agencia recomendó ampliar el uso de una dosis reducida de la vacuna de Pfizer-BioNTech a los niños de 5 a 11 años. También recomendó que a los trabajadores sanitarios de primera línea, a los adultos mayores y a los que pertenecen a otros grupos de alto riesgo que han sido inoculados se les ofrezca una dosis de refuerzo entre cuatro y seis meses después de sus dosis iniciales.
El comité ya había autorizado vacunas adicionales para aquellas personas cuyo sistema inmunitario esté disminuido.
Mientras muchos países -que temen la disminución de la inmunidad y la aparición de nuevas olas de infección- empezaron a lanzar campañas de refuerzo, la O.M.S. ha advertido que esos esfuerzos podrían socavar los que se realizan para conseguir los tan necesarios suministros de vacunas para los países más pobres.