Corea del Norte disparó el fin de semana su misil balístico más potente en años, una escalada de su programa armamentístico y una posible señal de que se avecinan mayores pruebas.

Un alto funcionario estadounidense afirma que el lanzamiento, el último de una serie de provocaciones por parte de Corea del Norte, podría estar diseñado para obtener concesiones de Estados Unidos antes de posibles negociaciones.

El gobierno de Biden lleva mucho tiempo tratando de reanudar la diplomacia con Pyongyang, extendiendo la invitación a las conversaciones sin ninguna condición previa.

Aunque no ha habido “ninguna discusión seria a nivel interno” sobre una reunión entre el presidente Joe Biden y el líder norcoreano Kim Jong Un, los funcionarios están deseosos de mantener conversaciones a un nivel más bajo “en cualquier momento y en cualquier lugar”.