Los pacientes con LLC pueden seguir siendo tratados con los tratamientos oncológicos habituales, como la quimioterapia y la radioterapia, pero la incorporación de nuevas terapias dirigidas ha dado resultados prometedores. Como su nombre indica, las terapias dirigidas se dirigen a ciertos genes o proteínas que ayudan a las células cancerosas a crecer. El objetivo de las terapias dirigidas es eliminar las células cancerosas sin dañar las células normales.
Anticuerpos monoclonales: Los investigadores han desarrollado anticuerpos artificiales que se adhieren a la célula leucémica y ayudan al sistema inmunitario a destruirla.
Inhibidores de la quinasa: Las quinasas son un tipo de proteína que se encuentra en las células y que les da una señal para crecer. Se han desarrollado fármacos para bloquear determinadas quinasas en las células leucémicas, lo que afecta a su capacidad de supervivencia.
Inhibidor de BCL2: BCL2 es una proteína que se encuentra en algunas células leucémicas y que las ayuda a vivir más tiempo.
Además de descubrir nuevos tratamientos contra la leucemia, los investigadores también están estudiando distintas formas de combinarlos. Por ejemplo, un estudio reciente sugiere que la combinación de venetoclax y rituximab redujo el riesgo de progresión de la LLC en más de un 80% en comparación con la quimioterapia estándar. El objetivo de los investigadores es encontrar las combinaciones de tratamiento más eficaces y, al mismo tiempo, reducir el riesgo de desarrollar efectos secundarios peligrosos.