Las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos llevaron a cabo lo que el Pentágono calificó de misión antiterrorista “exitosa” en el noroeste de Siria a primera hora del jueves. El arriesgado asalto de los comandos tenía como objetivo a alguien que se cree que es un líder de Qaeda, pero los trabajadores de rescate dijeron que había mujeres y niños entre al menos 13 personas muertas durante la incursión.
Los helicópteros estadounidenses llevaron a los comandos a su posición poco después de la medianoche, rodeando una casa en Atmeh, una ciudad cercana a la frontera con Turquía en la provincia de Idlib, controlada por los rebeldes.
Se produjo un largo y tenso enfrentamiento, en el que los altavoces de los helicópteros emitieron advertencias en árabe para que las mujeres y los niños que se encontraban dentro de la casa fueran evacuados, según las redes sociales y los relatos de los testigos. Al cabo de unas dos horas, estalló una gran batalla, con granadas propulsadas por cohetes y otros disparos desde la casa y los edificios circundantes hacia los estadounidenses.
Durante la operación, uno de los helicópteros estadounidenses sufrió un problema mecánico, se vio obligado a aterrizar y posteriormente fue destruido por aviones de ataque estadounidenses.