Los científicos descubrieron un par de flores perfectamente conservadas en ámbar en lo que hoy es Myanmar (Birmania). Los ejemplares, que florecieron cuando los dinosaurios aún gobernaban la Tierra, proporcionan información importante para entender los procesos evolutivos en la Tierra.
La singularidad de este descubrimiento se debe a la fugacidad de la vida de una flor, ya que su ciclo consiste únicamente en flor, fruto y semilla, a partir de la cual se desarrolla una nueva planta. Por esta razón, sólo hay unos pocos hallazgos fósiles de flores primitivas.
También es llamativo que las características físicas de las flores descubiertas no sean muy diferentes de las de los ejemplares actuales. “Estas flores en particular son casi idénticas a sus parientes modernos. En realidad, no hay grandes diferencias”, afirma el director del estudio, el profesor Robert Spicer, de la Open University del Reino Unido.
La importancia de las flores radica en que se cree que han sido clave en el proceso de diversificación de los diferentes tipos de criaturas que pueblan la corteza terrestre en la actualidad. En palabras de la revista Nature Plant, “los anfibios, los mamíferos y las aves se han extendido mejor en tierra que en el mar gracias a la acción de las flores.
Los ejemplares fueron bautizados como Eophylica priscatellata y Phylica piloburmensis porque pertenecen a la misma familia que las flores modernas de Phylica que brotan en el sur del continente africano.