El secreto poco ecológico de los deportes de invierno es que muchas competiciones se celebran sobre nieve artificial. La capital china, con escasez de agua, tuvo que hacer un gran esfuerzo para conseguirla.
China no movió montañas para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. Pero inundó el lecho de un río seco, desvió el agua de un embalse clave que abastece a Pekín y reasentó a cientos de agricultores y sus familias, todo para alimentar una de las operaciones de fabricación de nieve más extensas de la historia de los Juegos.
Esto es lo que ocurre cuando el Comité Olímpico Internacional decide llevar los Juegos de Invierno a un lugar que carece casi por completo de uno de los principales ingredientes de los deportes de invierno: la nieve. Además, Pekín y sus montañas cercanas tampoco tenían mucha agua para fabricarla.
La nieve fabricada a máquina ha desempeñado un papel importante en los deportes de invierno durante décadas, incluso en lugares más nevados como Noruega, Suiza y Colorado. En la versión de Pekín de los Juegos de Invierno, las competiciones se desarrollarán por primera vez casi por completo sobre nieve artificial, lo que requiere una operación olímpica de fabricación de nieve y gestión del agua de enorme envergadura, y presagia la realidad de los deportes de nieve en todas partes a medida que el planeta se calienta.