Chloe Kim lo ha vuelto a hacer y ha conseguido otra medalla de oro olímpica en el halfpipe.
Al igual que hace cuatro años, abrió la competición el jueves con una puntuación que nadie podía superar. Kim también lo sabía. Cuando llegó al final de su primer recorrido, se llevó las manos a la cabeza, cayó de rodillas de alegría y se rió, como si se hubiera sorprendido a sí misma.
La actuación se produjo después de un calentamiento inusualmente malo, en el que Kim tuvo dificultades para realizar su rutina principal. Sus entrenadores dijeron que estaba luchando contra los nervios. Kim dijo que había llegado a la final “en un extraño estado de ánimo”.
Su arrebato al final fue una mezcla de alegría y alivio.