Tras aterrizar su último salto el jueves, Nathan Chen se despidió de los nervios y se permitió divertirse. Cuatro años después de su aplastante quinto puesto en los Juegos Olímpicos de 2018, se había ganado ese derecho.

Mientras sonaba un popurrí de Elton John durante su patinaje libre del jueves en la prueba de patinaje artístico individual masculino, Chen bailó sobre el hielo al ritmo de “Rocket Man”, que pasó de ser soul a hip-hop. Casi al final de su actuación, también se dio cuenta de que, sí, probablemente era el momento de sonreír.

Fue entonces cuando Chen, un patinador conocido por mostrar poca emoción, se soltó. Sabía que su actuación había sido lo suficientemente buena -por fin- para ganar una medalla de oro olímpica.

Chen, de 22 años, lo hizo realidad con cinco saltos cuádruples y una serie de giros como un giroscopio que convirtieron su brillante top en un manchón de color mandarina. El público le observaba, en vilo.

Como último patinador en actuar, y con el oro por fin a su alcance, Chen casi exigió que los espectadores contuvieran la respiración. Tras cada uno de sus saltos, el público le recompensó con aplausos.

Ganó la medalla de oro de una manera impresionante, terminando primero el martes y de nuevo primero en el patinaje libre el jueves para terminar con un total de 332.60 puntos, a leguas por delante del medallista de plata, el japonés Yuma Kagiyama (310.05) y de otro patinador japonés, Shoma Uno, que fue tercero con 293.0 puntos.