Una historia de amor duradera

Una historia de amor duradera

El hecho de que el expresidente Donald Trump diga que sigue en contacto con el norcoreano Kim Jong Un debería preocupar a la Casa Blanca.

Trump ha estado diciendo que sigue en contacto con Kim, aunque lo que dice Trump no siempre es cierto. Aun así, el contacto continuado sería coherente con la amistad del ex presidente con uno de los peores dictadores del mundo, después de que Trump dijera que se “enamoraron” cuando estaba en el cargo. Todo ese afecto y tres reuniones en persona, sin embargo, no sirvieron para convencer a Kim de renunciar a sus programas nucleares y de misiles. El problema para el gobierno de Biden es que Trump podría socavar la diplomacia estadounidense hacia Corea del Norte.

El ex presidente tiene un historial de uso del poder para sus fines personales y no para los del país -por ejemplo, en el intento de extorsionar a Ucrania para que anunciara una investigación sobre el entonces candidato demócrata Joe Biden- que le llevó a su primera destitución. Es fácil imaginar a Trump trabajando para echar por tierra cualquier diplomacia que pueda dar a Biden una victoria en política exterior, especialmente si el republicano se presenta de nuevo a la presidencia en 2024.

Los ciudadanos estadounidenses tienen prohibido hacer diplomacia personal con potencias extranjeras sin el permiso del gobierno, según una ley conocida como Ley Logan. Pero la ley rara vez es un impedimento para Trump cuando tiene sus propios intereses en mente.

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