Los estados están levantando los mandatos de uso de mascarillas, y la demanda se está recuperando rápidamente después de Omicron, pero las limitaciones de la oferta están resultando más difíciles de superar.

El control de la pandemia sobre la economía parece estar aflojando. El crecimiento del empleo y el gasto minorista fueron fuertes en enero, incluso cuando los casos de coronavirus alcanzaron un récord. Nueva York, Massachusetts y otros estados han comenzado a levantar los mandatos de uso de mascarillas en interiores.

Sin embargo, la economía sigue estando lejos de la normalidad. Los patrones de trabajo y gasto, interrumpidos por la pandemia, han tardado en reajustarse. Los precios están subiendo a su ritmo más rápido en cuatro décadas, y hay indicios de que la inflación se está extendiendo a una gama más amplia de productos y servicios. En las encuestas, los estadounidenses afirman sentirse más sombríos sobre la economía ahora que en el momento álgido de los cierres y la pérdida de empleos durante las primeras semanas de la crisis.

En otras palabras, puede que ya no sea “el virus el que manda”, como ha dicho Austan Goolsbee, economista de la Universidad de Chicago. Pero los cambios que ha puesto en marcha el virus han resultado ser más persistentes y generalizados de lo que los economistas esperaban.