Después de años de conversaciones sobre la necesidad de asociaciones público-privadas para combatir los ciberataques, la guerra en Ucrania está poniendo a prueba el sistema.
El miércoles pasado, unas horas antes de que los tanques rusos empezaran a entrar en Ucrania, las alarmas se dispararon en el Centro de Inteligencia de Amenazas de Microsoft, advirtiendo de la aparición de un malware “wiper”, nunca antes visto, dirigido a los ministerios e instituciones financieras del país.
En tres horas, Microsoft se metió en medio de una guerra terrestre en Europa, a 8,000 kilómetros de distancia. El centro de amenazas, situado al norte de Seattle, había estado en alerta máxima, y rápidamente desmenuzó el malware, lo denominó “FoxBlade” y notificó a la máxima autoridad de ciber-defensa de Ucrania. En tres horas, los sistemas de detección de virus de Microsoft se habían actualizado para bloquear el código, que borra los datos de los ordenadores de una red.
Entonces, Tom Burt de Microsoft se puso en contacto con Anne Neuberger, asesora adjunta de seguridad nacional de la Casa Blanca para tecnologías cibernéticas y emergentes.
Antes de la medianoche en Washington, la Sra. Neuberger había hecho las presentaciones – y Microsoft había comenzado a jugar el papel que Ford Motor Company hizo en la Segunda Guerra Mundial, cuando la empresa convirtió las líneas de producción de automóviles para hacer tanques Sherman.