Puede que el béisbol sea un “pasatiempo nacional”, pero un pasatiempo favorito de los beisbolistas son los conflictos laborales.
Desde 1972, han habido 9 casos de huelgas o cierres patronales en la Major League Baseball (MLB).
Más recientemente, los propietarios de la MLB no lograron llegar a un acuerdo con el sindicato de jugadores, lo que provocó la cancelación de 91 partidos en toda la liga.
Y esto trae grandes implicaciones:
Los jugadores no cobran si no se juegan los partidos. En conjunto, los jugadores perderían unos 20.5 millones de dólares por cada día que no se juegue.
Los equipos pierden cuando se calcula que los ingresos medios por partido de la MLB ascienden a unos 4 millones de dólares entre entradas, comida y productos.
Los negocios locales que rodean a los estadios perderán algunos de sus días más importantes del año.
También se perderán los ingresos de las retransmisiones y los trabajadores de los estadios no cobrarán.
¿A qué se debe el retraso?
En resumen, los jugadores y los propietarios no se ponen de acuerdo en aspectos como el límite salarial y el número de equipos que llegan a los playoffs.
Los críticos han criticado al comisionado de la MLB, Rob Manfred, por empujar hacia la irrelevancia a un deporte que ya está perdiendo seguidores.