Desde el comienzo de la pandemia, los padres han estado preocupados por la posibilidad de que el desarrollo del lenguaje de sus hijos pequeños se vea obstaculizado por el uso de las mascarillas en el aula.

Quizá lo más preocupante es que alrededor de un tercio de los niños de los primeros cursos no están alcanzando los niveles mínimos de lectura, según un grupo de estudios recientes que descubrieron que las habilidades de lectura temprana se encontraban en el nivel más bajo de los últimos 20 años, lo que los investigadores calificaron de “alarmantes”.

Los niños más afectados han sido los niños negros e hispanos, los que tienen discapacidades y los que no dominan el inglés.

Las razones de la crisis son muchas. El cierre de escuelas, el aprendizaje a distancia y las limitadas interacciones sociales han influido.

La enseñanza de la lectura a distancia fue sumamente difícil, incluso si los alumnos tenían acceso a las herramientas necesarias, como una conexión a Internet. Era tedioso para los profesores, y los alumnos necesitaban la supervisión en casa de un adulto que pudiera guiarles en la enseñanza en línea.

También existe la idea errónea de que la simple lectura a los niños les enseñará a leer. La lectura en casa es importante para fomentar el interés y la motivación, pero muchos niños necesitan una instrucción más explícita para aprender a leer, más de lo que los padres pueden ofrecer simplemente leyéndoles.

Y eso es lo que faltó en gran medida durante la pandemia: instrucción explícita y práctica.