Y la respuesta: hierve.
Al disminuir la presión del aire, el punto de ebullición también disminuye. Así que en un espacio exterior como el vacío, el agua hierve. De hecho, los astronautas informan de que cuando liberan líquidos de sus naves espaciales, éstos hierven rápidamente. Poco después, el vapor se congela, produciendo cristales muy finos.
En un entorno oxigenado de gravedad cero, el agua se vuelve esférica. Esto tiene sentido, ya que sin gravedad para tirar hacia abajo, las fuerzas que gobiernan los objetos son todas iguales. En consecuencia, la gota de agua sólo puede tomar la forma que tenga menos superficie que es una esfera.
Una vez que el agua ha hervido, tenemos entonces moléculas de agua aisladas en estado gaseoso, pero en un entorno muy, muy frío. Estas pequeñas gotas de vapor de agua se congelan inmediatamente (o, técnicamente, se de-subliman), para convertirse en cristales de hielo.